Los Rothschild: La saga bancaria que marcó la historia de Europa
“Concordia, Integritas y Lucrum”
Hoy, si es que la han oído alguna vez, asociamos la palabra Rothschild a una entidad bancaria europea de “toda la vida”. Sin embargo ¿Conocen el fascinante origen de esta entidad y esa familia sobre la que hay tantas teorías?
El primer miembro de la familia con cierto renombre fue Mayer Amschel. Nació en 1744 en un ghetto judío de Frankfurt. El joven Mayer, adoptó el nombre de Rothschild debido a que en la puerta de su casa familiar había un emblemático escudo rojo y en alemán Roth es rojo y Schild es escudo.
El comienzo de la andadura de este joven en el mundo laboral comenzó cuando con 13 años alcanzó la mayoría de edad tras celebrar su Benei Mitzvá, momento en el que, según la tradición judía, un hombre pasa a ser responsable de sus actos. Por lo tanto, ese mismo año Mayer marchó a Hannover, donde comenzó a trabajar en el banco de Samuel Oppenheimer (y no, que se sepa no tiene relación con el físico detrás del Proyecto Manhattan). En esa época, el Sacro Imperio Romano Germánico, estaba constituido por más de mil reinos, los cuales cada uno tenía su propia divisa. Bajo este contexto, Mayer aprendió a valorar estas divisas a partir de las otras, expandiendo las funciones que por aquel entonces desempeñaban los bancos, ya que estos únicamente servían para guardar y dar dinero a los nobles. Asimismo, el joven Mayer también inició a comercializar con bonos, lo cual se convertiría en el verdadero germen de su fortuna. En ese momento, los bonos los “emitían” los nobles de cada reino para financiar sus guerras o incluso algún capricho como fiestas, palacios o extravagancias varias. El papel de Mayer aquí era la de intermediar entre los nobles del reino que emitían el bono y el inversor que quería sacar un rendimiento de sus ahorros, mediante el cobro de una comisión. Por otro lado, todo este tipo de operaciones le permitieron hacer contactos con la “jet set” de la época, ganándose una buena reputación entre las principales esferas de poder.
Años más tarde, con apenas veinte años, Mayer regresó a Frankfurt para iniciar otro negocio. Esta vez, creó una casa de empeños donde valoraba, compraba, vendía y empeñaba monedas antiguas. Poco a poco, siguió expandiendo su red de contactos y su cartera de monedas valiosas. Dentro de esos contactos destacaba Guillermo de Hesse-Kasel, heredero de toda la provincia de Hesse, una de las principales potencias del territorio germánico. La confianza entre ambos fue creciendo hasta convertirse en amigos, momento en el que el noble germano decidió nombrar a Mayer su banquero personal cobrando los impuestos de la provincia y gestionando sus propiedades.
Poco a poco, Mayer fue construyendo su fortuna, hasta que se compró su primera casa en el juddengasse, nombre que recibía la única zona donde los judíos tenían derecho a comprarse propiedades, para él, su mujer y sus diez hijos. A finales del siglo XVIII la fama de Mayer fue creciendo y con ella su cartera de clientes de la nobleza, convirtiendo a su familia en un banco. Cuando sus hijos fueron creciendo, estos empezaron a marcharse a distintas zonas de Europa. Concretamente, su hijo Nathan Rothschild, se fue a vivir a Londres, iniciando una nueva etapa para la familia… El joven Nathan comenzó su andadura en las tierras británicas apostando por el sector textil, puesto que durante el siglo XIX se estaba iniciando en el continente europeo la revolución industrial, especialmente en Inglaterra. No obstante, con el comienzo de las Guerras Napoleónicas, Nathan apostó por iniciarse en el sector bancario y especialmente en el contrabando, donde, por el bloqueo comercial que impuso Napoleón a Inglaterra, se enriqueció exponencialmente. El más pequeño de los hijos de Mayer, James, aprovechando también este bloqueo, se fue a vivir a París, donde compraba letras de cambio de Londres que estaban depreciadas y las hacía llegar a su hermano Nathan por canales clandestinos, permitiendo que este las vendiera ahí, cobrando unos márgenes que alcanzaban el 20%.
Cuando Napoleón invadió España, el Imperio Británico envió al duque de Wellington a ayudar a los insurgentes españoles. Los Rothschild financiarían esta insurrección, es decir, si se estima que en total el Imperio Británico movilizó más de 40 millones de libras para esta insurrección, más de la mitad pasó por las manos de los Rothschild que entre tanto se cobrarían jugosas comisiones.
Se dice que para poder operar de forma discreta la familia tenía un complejo sistema de comunicación, a través del cual se hacían llegar cartas escritas en alemán, pero utilizando el alfabeto hebreo. Desde entonces, cuando los británicos vencieron en Waterloo, escritores y antisemitas franceses, empezaron a correr bulos a cerca de la familia Rothschild. No obstante, es cierto que la familia fue capaz de sacar un gran beneficio de las guerras. De hecho, Inglaterra tenía una gran deuda con la familia al concluir el conflicto Napoleónico.
El resto de los hermanos, a excepción de las mujeres, se fueron también a otros territorios europeos estando la familia presente en Nápoles, Viena, Londres, París y Frankfurt, cinco destinos que en el emblema de la familia representan las cinco flechas. Esto les permitió aprovecharse del arbitraje, que consiste en sacar rédito de una diferencia de precio entre dos o más mercados por, por ejemplo, la diferencia en el precio de las divisas. Además, si un país entraba en crisis, el banco de este mismo recibiría apoyo de los liderados por los otros hermanos en las otras ciudades europeas. Por otro lado, los Rothschild también fueron muy importantes en la consecución de derechos para los judíos en Europa, permitiendo que participaran en más industrias o que los límites en los que podían vivir en las ciudades se ampliaran.
Una vez fallecido Mayer Amschel Rothschild, en su testamento estableció que los puestos de poder tenían que ser ocupados únicamente por miembros de la familia, que los miembros de esta tenían que contraer matrimonio con miembros de su propia familia, ya fueran primos primeros o segundos (algo que por aquel entonces era bastante común en Europa) y que no se podían realizar auditorías sobre los bienes de la familia. A partir de la muerte del cabeza de familia los Rothschild homogeneizaron el mercado de bonos en el continente, es decir, ahora podías comprar bonos de un país estando en otro. También financiaron grandes infraestructuras en varios países (por ejemplo, el metro de Londres), convirtiéndose en más que una potencia bancaria en un impulsor clave de la economía europea. A parte de esto, algunos sectores de la familia fueron partícipes de la cuestión sionista, comprando terrenos en el actual estado de Israel cuando este aún pertenecía al Imperio Otomano, fomentando la asentación de judíos en el territorio.
No obstante, con el auge del fascismo en Europa, su condición de judíos les puso en el punto de mira en varios países. Esto llevó a la mayoría de la familia a emigrar a Estados Unidos e Inglaterra, mientras que otros miembros fueron secuestrados e incluso algunos fallecieron en campos de concentración. Además, varios de sus bienes en Europa fueron confiscados, perdiendo mucha parte de su poder, a pesar de seguir siendo una familia muy adinerada hoy en día.
Es innegable que la familia Rothschild ha sido una figura prominente en la historia europea, y su influencia en diversos acontecimientos es innegable mediante la participación en la financiación de proyectos importantes, en la financiación de guerras o la estabilización de economías en momentos críticos, convirtiéndose en objetos de estudio y de debate, además del foco de teorías conspirativas que les tachan de ser una organización masónica. Estas teorías, aunque populares en algunos círculos, carecen de evidencia sólida y son ampliamente consideradas como especulativas y sin fundamento por la mayoría de los historiadores y expertos en conspiraciones.
RGS
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